viernes, 17 de agosto de 2012

Juicio Histórico: Descubren el “expediente: Avelino Bazán – Muerte blanca”

Durante la mañana de ayer prestó declaración testimonial Olga Ovalle de Bazán, esposa del dirigente desaparecido, quien en varias oportunidades durante su relato, fue embargada por la emoción.

Olga Ovalle de Bazán, esposa del desaparecido Avelino Bazán
La mujer inició su testimonio recordando que Avelino Bazán comenzó a trabajar en Mina El Aguilar en 1947, a los 17 años, como jornalero.  Dijo que en 1958, durante una asamblea de trabajadores, a la que él no asistió por motivos familiares, fue elegido Secretario General de del Sindicato de Obreros Mineros de El Aguilar. Al día siguiente fue notificado de su designación.

Olga Ovalle recuerda a su esposo como “un hombre que siempre trabajó por los obreros, que eran los que menos tenían”, opinión que fue compartida por la mayoría de los testigos que desfilaron durante las diferentes jornadas.

La esposa del minero dijo que Bazán se retiró de Mina El Aguilar al despuntar la década del setenta, y que en 1973 comenzó  a trabajar en política junto con el ingeniero Guillermo Snopek. Al ganar el peronismo las elecciones de ese año, fue designado Director de Trabajo y luego Director de Tierras Fiscales. Desligó a su esposo de la huelga conocida como “El Aguilarazo”, porque en esa época ya no trabajaba en la mina.

Pocos días después del golpe militar del 24 de marzo de 1976, Avelino Bazán fue detenido. Había dicho que ese día volvería tarde a la casa, por lo que Olga no se preocupó, hasta que se hizo presente en la vivienda una compañera de trabajo, para decirle su marido había sido detenido.

Allí comenzó su peregrinar con familiares por diferentes comisarías y dependencias policiales y militares.  Finalmente lo localizaron en el Penal de Gorriti, pero como estaba incomunicado no lo pudieron ver. Solamente pudieron hacerle llegar una frazada y café caliente.

Durante ese lapso, Olga Ovalle sólo pudo ver a su esposo en una oportunidad durante cinco minutos, los suficientes como para que él le diera instrucciones para cobrar un dinero.  El 7 de octubre, día de visita, se dirigió a la cárcel una vez más, pero Bazán había sido trasladado con otros trabajadores de El Aguilar, al Penal Nº 9 de La Plata.

Desde ese entonces se mantuvo en contacto mediante cartas y recién pudo verlo el 24 de diciembre en su lugar de detención.

El 20 de julio de 1978, Ovalle, estando en Salta, se enteró por los diarios de que su marido había sido puesto en libertad. Bazán se quedó unos días en Buenos Aires en casa de un familiar y volvió a Jujuy el 7 de agosto.

A raíz de encontrarse desocupado, y no obteniendo trabajo en ningún lado, Avelino Bazán decidió solicitar un crédito bancario para poder ampliar el pequeño quiosco que atendía su esposa. El 27 de octubre tenían turno en el banco para realizar la operación.

Por esos días, un hombre que se identificó como “vendedor ambulante”, fue varias veces al quiosco y en una oportunidad preguntó por Bazán. Una vecina que lo había visto, le dijo que se cuidaran, porque era un agente de inteligencia de apellido Castagno. Avelino Bazán fue citado a declarar en el RIN 20 y días después, el 26 de octubre, desapareció.

En un tramo del relato, se debió pasar a un cuarto intermedio porque la emoción le ocasionó una pequeña descompostura a la mujer, que fue atendida por personal del SAME. Una vez restablecida continuó prestando declaración.

Olga Ovalle de Bazán pidió justicia varias veces para su esposo y otros desaparecidos, y alguna respuesta para saber qué pasó con su marido. Dijo que una amiga le contó que en una oportunidad pudo ver un expediente que decía “Avelino Bazán – Muerte blanca”, pero que nunca supo qué significa esa expresión.
 
“Avelino ¿dónde estás? Quiero justicia para vos y para todos” dijo la mujer.

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